Hace un tiempo conocí a alguien, alguien que pudo ver a través de mis ojos. Vio mi dolor y mi amor; me sentí intimidado y escape, corri muy lejos, me mescle entre gente ciega de mi, y fui feliz cubierto por mi armadura, libre del dolor, libre de sentimientos sin par, camine pero el peso me hundía mi sonrisa pronto se borro y ya no hubieron cuerpos vacíos que me animaran a continuar, mi armadura me volvió invisible y débil, me estanque como piedra en el fondo de un lago. Pronto empece a nadar siguiendo el reflejo de la luna, llegue a la superficie sintiéndome nada, el aire lastimaba mi piel desprotegida, cuando al fin pude ver había mucha gente flotando en su miseria y me asuste, nade con fuerza hasta la orilla pero mi mar crecía con mis lagrimas. No recuerdo como salí, me descubrí caminando en un desierto brillante, cuando al fin mis ojos pudieron ver, mis ojos capturaron mi mundo en ruinas, pude ver mis sueños inconclusos regados en el patio, la ropa tendida sin lavar, y mis fotografías dispersas por el viento.
Perdí todo, hasta mis lamentos, quede vació viendo en fragmentos mi realidad. Cuando mis rodillas me abandonaron caí tendido en el suelo tragando mi dolor, mis lagrimas no cesaron y mis gritos no fueron callados, cuando queme el ultimo suspiro de fe, pude oír en el viento mi nombre, la voz cálida de mi madre, el gruñido de mi padre, la petulancia de mis hermanos y el barullo de mis fieles amigos. Con esfuerzo me levante y pude escuchar... "Vuelve Pronto, te extrañamos"...
Aun no es el final del camino, aun no lo es para mi.
Un verdadero amigo no se interpone en tu camino
a menos que estés hundiéndote.
Arnold H. Glasow
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